La insatisfacción personal dentro de un mundo material suele ser uno de los motivos que pueden impulsar a realizar el camino espiritual. ¿Siempre es así? No, desde luego que no. También puede surgir la necesidad de lo superior, de aquello que está más allá de los parámetros habituales de la mente. Una sed de infinito que impulsa al ser humano a adentrarse en su interior en busca de la eternidad.
Normalmente, antes de lanzarse a tal aventura, el buscador comenzará su andadura con la lectura de textos, unos sagrados y otros no tanto. Y, así debe ser. Antes de aventurarse en el periplo a través de las profundidades del ser, lo normal y apropiado es asesorarse de la forma más conveniente posible. Este es el modo habitual de ingerir los primeros sorbos que alivien la insatisfacción de un mundo material aún sin integrar en el espiritual.
Otra fórmula, también habitual, es que la sed de búsqueda del origen se despierte a través de alguien próximo: una amistad, un familiar, etc. Pero, aún así, la intervención intelectual a través de libros, artículos, revistas, etc. es inevitable y, además, necesaria. La mente ha de comprender hacia dónde se dirige. Quizás no tiene por qué conocer todos los detalles, pero sí ha de saber, aunque sea de palabra, el puerto al que se dirige.
Una vez satisfecha la curiosidad natural de la mente, una vez bebida la suficiente agua como para calmar la sed de conocimiento intelectual, se hace imprescindible pasar a la práctica. Teoría y práctica deben estar equilibradas. Son alas de un mismo pájaro, sin las cuales no podría volar.
Este es un momento delicado, pues se puede caer en la trampa de continuar la búsqueda exclusivamente a través de la lectura. Y es que, siempre existirá un nuevo libro que leer. Para entonces, la mente ya ha tomado el mando. La mente, que siempre anhela variedad, ha encontrado un filón con los libros.
Leer libros es perfecto, siempre y cuando la lectura vaya acompañada de una práctica comprometida. Hay demasiadas estanterías llenas de ejemplares, de los cuales, si tan sólo se hubiera comprendido el verdadero significado del contenido de unos cuantos habría sido suficiente.
Lee libros y realiza tu práctica. Practica al tiempo que continúas aumentando la comprensión que sobreviene con la lectura y relectura de libros. La sentencia de Sivananda: “Un gramo de práctica vale más que una tonelada de teoría” continúa vigente.
Publicado por la Revista “Almazen Natural” – Septiembre 2.008