Sábado, 15/11/25

Dhiksa, iniciación

La palabra, bien sea escrita o hablada, carece de valor, a menos que sirva de impulso a la práctica. La transmisión de los estados de consciencia se producen por contagio. Es como una ósmosis que sucede a través de la presencia, nunca por medio de la palabra o de vídeos, algo tan de moda en la actualidad. 

Así, la recitación de mantras  es una práctica inútil, a menos que vaya asociada al estado de consciencia en que se encontraba quien en su momento la transmitió. Pero, además, con una condición añadida: el receptor, a su vez, debería de haber estado abierto a recibir semejante estado. En esto consiste la iniciación.

– «¿Puede usted transmitirme su estado?», preguntó Paul Brunton a Ramana Maharshi-. – «Sí, pero ¿está usted dispuesto a recibirlo?»

La iniciación como tal no consiste en la transmisión de una palabra, sino de un estado. Entender esto es importante. La palabra es útil para rememorar tal estado que, aunque latente en el interior, se encuentra olvidado. Así usada, la palabra sirve de recuerdo y anclaje al estado de consciencia que fue transmitido.

– «Intento aferrarme al mantra«, comentó alguien a su maestro. – «No lo hagas. Mejor siente el estado que el mantra despierta en tu interior», fue su respuesta.

Si no es usada de este modo, el uso repetitivo de palabras, por muy en sánscrito que estén, puede conseguir un efecto contrario al deseado e inducir a un estado hipnótico que haga suponer que se está haciendo un gran trabajo espiritual, cuando en realidad tan solo se está profundizando en el sueño del despertar.

 

Silencio Interior – Escuela

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Diksha, iniciación – 15/11