Miércoles, 30/07/25

Conflicto entre versiones

«El peligro del Maestro es que si uno se arrima demasiado, se quema; si se aleja, no recibe el calor».

Proverbio sufi

Al igual que sucede con los ordenadores, cuando se instalan programas de funciones similares, pero de diferente origen, es lo que viene a ocurrir entre el discípulo y el maestro cuando se encuentran: suele aparecer un conflicto entre versiones, valdría también decir de intereses.

Por un lado, está el alumno, que vive en un nivel concreto de frecuencia vibratoria, y por lo tanto de comprensión limitada, el cual acude al maestro porque pretende obtener un legítimo y natural alivio a su sufrimiento personal. Bien sea éste provocado por el cuerpo -dolencias, enfermedades, etc.-, o por la mente, con sus eternas disensiones entre el intelecto y las emociones.

Muy por el contrario, el maestro -si es auténtico, y no un trovatori di la mattina más, o vulgar «cantamañanas» de los muchos que abundan por la Nueva Era y ambientes similares-, tiene muy claro su objetivo: Hacerle comprender que el ser que tiene delante no es una máquina, y mucho menos ninguna de las funciones atribuidas. Así mismo, tampoco es la persona que cree ser.

Así pues, con semejante discrepancia inicial es como se suele iniciar la relación entre el maestro y el discípulo, con un aparente conflicto de intereses opuestos, y al principio puede que también contradictorios. Semejante abismo tan solo puede salvarse a través del amor incondicional del maestro, gracias a su comprensión diferente -que no superior- de la situación.

De este modo, el maestro escuchará con atención al discípulo. Pero, sobre todo -y más importante-, percibirá al discípulo para armonizarse con él y poder así partir juntos desde el punto donde se encuentra. De ahí, la importancia de una enseñanza-transmisión individual, antes que grupal. En realidad, la enseñanza auténtica siempre es una transmisión individual, de Corazón a Corazón.

Aún así, es preciso tener en cuenta que el contacto con la singular presencia-ausencia de un ser autorrealizado va a pulverizar los estrechos parámetros en que la mente y el ego viven encorsetados su efímera e ilusoria existencia. Por ello, el encuentro con un ser autorrealizado podrá ser cualquier cosa menos una terapia. Sin duda, la terapia es una ayuda para que la personalidad se integre en el medio. Por el contrario, la autorrealización lleva a darse cuenta de que la persona que el alumno cree ser es una ficción y el medio donde habita, también.

En semejante relación es posible que el maestro pueda, en apariencia, descender su frecuencia vibratoria, conforme lo considere oportuno, para armonizarse con su interlocutor. A fin de cuentas, todo ello no dejan de ser meras artimañas para que, a su debido momento, ambos caminen dados de la mano, armonizados en una sola frecuencia vibratoria, impulsada por la sutil energía invisible, pero evidente, que emana la presencia-ausencia del maestro, invitando al discípulo a ascender a esferas superiores de comprensión.

Así pues, amor, paciencia, empatía… Y sobre todo, una comprensión ilimitada y carente de juicios; por ello también diferente, fruto de un punto de vista distinto. De otro modo, el encuentro con el maestro pasaría a ser una terapia más, y en ningún caso ha de ser así, tal y como ya se ha expresado. El discípulo ha de adquirir una toma de consciencia diferente, un darse cuenta revelador… En definitiva, una visión trascendente e integradora capaz de liberarle del sufrimiento innecesario que avidya, la ignorancia metafísica, le provoca.

Por todo lo expuesto, la enseñanza espiritual auténtica no deja de ser un compartir la visión desde una arista de percepción diferente. Una visión con capacidad sobrada para disolverlo todo, incluido el posible conflicto de versiones, con el fin de alcanzar un conocimiento que emana de una realidad aparte que traspasa los límites de la comprensión habitual del hombre ordinario.

En última instancia, añadir que las enseñanzas de los maestros, al margen de no tratarse de una terapia o práctica similar, destinada a la obtención del mero bienestar físico o emocional, son siempre fáciles de entender a nivel intelectual. Lo difícil en verdad es encontrar a un ser capaz de seguir tal enseñanza hasta el final, pagando el elevado precio de sus últimas consecuencias.

 

Silencio Interior – Escuela

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Conflicto entre versiones – 30/07/25