¿Qué es meditar?

Meditar es abrir un paréntesis en nuestra vida cotidiana para sentir nuestro Corazón. Es parar para percibir y comprender nuestro mundo interior y, de este modo, poder armonizarlo con el mundo exterior. Más adelante, es posible que la comprensión se amplíe hasta el punto de no encontrar ninguna diferencia entre ambos mundos.

 

¿Qué aporta la meditación a mi vida? 

Desde luego, nada material. Sin embargo, la práctica de la meditación aporta beneficios inmateriales, de esos que “no valen para nada”, como pueden ser el silencio mental, paz en nuestro Corazón, y un amor incondicional hacia toda la creación. Estos son los principales, pero podríamos continuar con una mayor claridad y comprensión, lucidez, intuición, etc.

 

¿Hay alguna norma a seguir? Y, en caso afirmativo, ¿por qué? 

Sentarse a meditar es abrir paso a una investigación interior. Ninguna norma podría ser válida. Nos sumergimos en una dimensión donde cualquier corsé externo puede ocultar material relevante para el auto-conocimiento.

No obstante, permitir que las cosas sucedan y ser capaz de observarlas con ecuanimidad, aceptando que todo lo que emerge también forma parte de uno mismo podría ser una excelente actitud.

La inmovilidad es una valiosa ayuda para conseguir tal observación ecuánime. Pero, la auténtica inmovilidad no es rígida ni impuesta, sino que por el contrario emerge fluida y natural, fruto del anhelo de auto-conocimiento.

 

¿Qué papel juega la atención y la concentración? 

Atención y concentración son los pilares sobre los que se cimienta el edificio de la meditación. En un principio, se desarrolla la atención para hacerla unidireccional y ser capaz de mantenerla en el tiempo. Una vez que la atención se mantiene en el tiempo se torna en concentración.

Finalmente, fruto de la atención y concentración sobreviene la meditación. Decimos sobreviene, porque la meditación es un estado anterior a la mente que no se puede provocar. Simplemente sucede, si se ponen las condiciones adecuadas.

 

¿Qué ocurre durante la práctica? 

Swami Sivananda dijo que: “Un gramo de práctica vale más que una tonelada de teoría”, y creemos que es cierto. La meditación es una experiencia, y como tal debe ser vivida y entendida.

Todo ser humano acumula diferentes impresiones a lo largo de su existencia. Tales impresiones condicionan la percepción de lo que ocurre en el momento presente. Por ello, no es posible anticipar la experiencia de sentarse a meditar, ya que está supeditada a tales impresiones. Además, en última instancia, siempre será algo por completo subjetivo.

 

¿Qué no debe de suceder y cómo evitarlo? 

La meditación Silencio Interior, que es la que nosotros mejor conocemos y la que compartimos, es un método progresivo, y por ello seguro. Así pues, nada peligroso ni indeseable va a suceder. Esa es nuestra experiencia. En cualquier caso, siempre es recomendable realizar las prácticas de interiorización bajo la guía y supervisión de un profesor cualificado.

 

¿Hay una técnica que tenga ventajas sobre otra? 

Las técnicas son como los juguetes que se le dan a un niño para que se entretenga. Estamos acostumbrados a hacer cosas. Por eso, a la mente le damos soportes con los que pueda hacer algo y entretenerse.

Ninguna técnica es mejor que otra. Todas son válidas, absolutamente todas. No obstante, se llega a suponer que dependiendo del tipo de técnica a realizar se puede alcanzar un estado diferente de otro.

No es así, el estado de meditación es uno y el mismo para todos los seres humanos. Ocurre igual que con la cumbre de una montaña, que aunque existan muchos caminos para alcanzarla, será la misma y única cumbre.

 

¿Qué sugeriría para incorporar esta práctica a nuestra vida? 

Pasar a la acción. Está muy bien leer libros, asistir a conferencias, asesorarse, investigar… Pero, llegado a un punto es imprescindible pasar a la acción y sentarse a meditar. Hacer el no-hacer. Encontrar un tiempo para viajar al mundo interior.

Un tiempo para tomarse unas mini vacaciones, cortas pero intensas y totales, en las que uno pueda regresar renovado y fresco para continuar interactuando con el mundo exterior con un nivel de vibración y comprensión más elevado.

 

¿Cómo resulta más adecuado: meditar en soledad o en grupo? 

“Ni siempre solos, ni siempre acompañados” es una frase habitual en nuestra escuela de yoga. De la práctica en soledad siempre resulta una experiencia de una cierta profundidad, pero cuando nos sentamos en grupo tal profundidad es mayor aún.

Es natural que ocurra así, pues con la meditación sucede como en una hoguera, si hay muchos troncos el fuego será más grande y el calor será mayor. Puede haber troncos que aún estén verdes, por eso humean al principio –exceso de pensamientos–, es lo propio, pero el calor de los demás troncos provocará que enseguida prendan. El elemento fuego es el mismo en una cerilla que en una gran hoguera, sin embargo, en una gran hoguera prende todo con más facilidad.

Consideramos conveniente asistir a clases, talleres y seminarios, donde la práctica sea en grupo. Pero, siempre sabiendo que, en última instancia, la experiencia es individual y que no se debe de crear dependencia del grupo.

Lo importante de una experiencia grupal es que resulta más fácil obtener referencias interiores del lugar al que nos dirigimos. Esa referencia íntima es la que rememoramos cuando nuestra práctica es individual. Así pues, ni siempre solos, ni siempre acompañados.

 

¿Cómo saber si estoy llevando bien mi práctica? 

Porque los demás cambian. ¿Cambian porque meditas? Es evidente que no. El que cambia eres tú. Cambia tu forma de relacionarte con los demás. Y, como los demás son un espejo de uno mismo, no les queda más remedio que modificar su comportamiento.

No es posible cambiar a los demás. Pero, cambiar uno mismo es una de las consecuencias naturales que sobrevienen con la práctica de la meditación.

 

Para meditar, ¿hay que parar la mente? 

La meditación es un estado de consciencia anterior a la mente. La mente puede estar activa o no, al meditar nos limitaremos a observar los diferentes movimientos que se producen en el campo de la consciencia y darnos cuenta de todo lo que sucede, sea lo que sea.

De este modo, es posible el proceso de desidentificación que traerá la liberación. Nunca es la mente quien se libera, sino que eres tú, la consciencia, quien se libera de la mente al comprender por vía de experiencia que si puedes observarlo, eso no eres tú. El observador es siempre anterior a la mente.

 

¿Cuánto tiempo hay que meditar? 

Haces una marcha por la montaña. Tienes sed ¿cuánta agua debes de beber? ¿un vaso, dos, tres…? Con la meditación ocurre algo similar ¿cuánta sed tienes de ti mismo? Dependiendo de tu respuesta necesitarás más o menos tiempo.

Normalmente, al principio es conveniente comenzar con una práctica moderada de 5, 10 ó 15 minutos pueden ser más que suficientes. En los comienzos, lo mejor es contar con el asesoramiento de un profesor cualificado que mantenga viva su práctica.

 

¿Puedo meditar en el Metro? 

Puedes y debes. La meditación es la ampliación y expansión de la consciencia. Te haces consciente de ti mismo al tiempo que lo eres de la realidad que te rodea.

Sin embargo, para el trabajo de amplificar la consciencia quizás podría ser más recomendable utilizar condiciones idóneas: habitación con una suave penumbra, ropa cómoda, garantía de no ser molestado, etc. Ahora bien, una vez conectado con la consciencia ¿qué puede impedir el continuar consciente a lo largo de todo el día?

El ser está siempre, pero lo hemos enterrado entre decenas de asuntos urgentes. Como suele ocurrir, lo urgente quita el lugar a lo importante. Detente, siéntate en quietud y siente tu presencia de ser.

Y después de la práctica, continúa con tus quehaceres habituales, pero consciente de ti todo el tiempo que puedas. Al principio serán unos instantes, más tarde un minuto, dos, cinco… hasta que de un modo progresivo y natural, la consciencia de ser se hace permanente a lo largo de todo el día, e incluso de la noche.

 

¿Se pueden sanar enfermedades con la meditación? 

Es preciso diferenciar entre los términos sanar y curar. La curación procede de un medio exterior. Sin embargo, la sanación ocurre a través de las fuerzas internas.

La práctica de la meditación no sana ni cura las enfermedades. Lo que sí hace es activar y potenciar la capacidad de sanación que dispone el cuerpo. Amén de sacar a la consciencia la causa que ha podido originar la enfermedad.

A través de la meditación se activa la sanación, ya que es una actividad interna. A través de las diferentes medicinas se activa la curación, ya que provienen del exterior. En cualquier caso, lo importante es recuperar la salud cuanto antes, así que ¿por qué no usar ambos métodos al mismo tiempo? Seamos inteligentes, toma tu medicación y continúa practicando meditación.

 

¿Qué hora es la mejor? 

Eso mismo te pregunto ¿qué hora es la mejor? Encuéntrala. Cada cual tiene la suya que le es propia y característica. Sin embargo, me permito sugerirte la primera hora de la mañana, antes del desayuno, porque la meditación a esa hora te prepara para el resto de día. Y al final del día, porque te limpia el subconsciente de las impresiones recibidas durante la jornada, preparándote para el reparador sueño nocturno.

 

Si medito mucho, ¿alcanzaré la iluminación? 

Si meditas puedes llegar a darte cuenta de que ya estás iluminado, como todos los demás seres. Por lo tanto, el hecho de la iluminación no existe como tal. Se trata de un concepto más para calificar algo que la mente no puede ni tan siquiera imaginar. Se trata de un estado anterior a la mente. En cuanto le pongas etiqueta lo pierdes.

Te iluminas cuando comprendes que no hay nadie para iluminarse.

 

¿Cómo es la vida de un meditador? 

Exactamente igual que la de cualquier otra persona. La única diferencia estriba en que hay mayor consciencia. Con esta mayor consciencia se refina el proceso de elección. Al ser capaz de elegir con mayor libertad, tiene actualizada la posibilidad de crear su futuro de forma consciente.

 

Alguien que no medite ¿puede alcanzar la verdad última? 

Verdad, Iluminación… términos y más términos. Palabras sobre palabras. Ya eres tal verdad. Encuentra la fuente de dónde nace la necesidad de encontrar esa verdad y te hallarás en ella.

 

Cuando he intentado meditar me duelen mucho las rodillas ¿es necesario tal sufrimiento? 

Al principio, cuando aún no hemos aprendido a relacionarnos con los acontecimientos desde la consciencia, puede ocurrir que el dolor nos desborde. Hay que saber que el dolor es físico e inevitable. Este, a su vez, genera sufrimiento que es psíquico y este sí es evitable. Precisamente de esto trata la meditación.

La postura de meditación en inmovilidad, puede despertar molestias físicas a las que no estamos acostumbrados. Todas ellas son por completo inofensivas e inocuas. De hecho, basta con deshacer la postura para que cesen. Pero, al mismo tiempo, son una excelente oportunidad para observar sin reaccionar. De este modo, se dispone de la oportunidad de liberarnos de aquello que nos causa sufrimiento.

 

¿Es posible una meditación sin religión ni rituales? 

Es posible y deseable. La meditación es una práctica que está más allá de religiones y rituales. La meditación te pone directamente en contacto con tu esencia, y ahí no queda lugar para intermediarios.

 

¿Tiene el amor alguna relación con la meditación? 

Toda. Cuando el silencio se hace en la mente, lo que aparece es una profunda paz. Bañado en esa paz, comprendes que eres amor. Es un proceso que sucede por sí mismo, si se le da la oportunidad. Bastaría poner las condiciones adecuadas para que suceda, pues todos somos ya amor. Lo que ocurre es que, bloqueados por nuestro ego y personalidad no dejamos expresarse al amor, o cuando le permitimos su expresión está condicionado por alguna de las funciones de la máquina: sexual, emocional, etc.

 

¿Para qué meditar? 

Ciertamente, cuando el hombre está en esencia no necesita realizar ningún tipo de práctica espiritual. Es al encontrarse absorto en el mundo exterior que se ha olvidado de sí mismo cuando requiere de crear espacios para cultivar la presencia de sí.

Es posible estar con uno mismo en silencio para retornar al origen, para escuchar el punto exacto donde nace la fuente de pensamiento, la siguiente respiración, el próximo latido… y así, libre de condicionamientos, sentir la vida que se es.

 

¿Se puede encontrar a Dios meditando? 

Para cada persona el término Dios significa algo diferente. Existe un macrocosmos en el cual vivimos y en el que construimos nuestro microcosmos individual. De alguna manera, somos dioses de nuestro microcosmos. Ser consciente de ello, y actuar en consecuencia, es todo lo que puedes necesitar para ser feliz.

No estás separado del macrocosmos, el único problema estriba en que ello implica la necesidad de hacernos responsables de nosotros mismos. Claro, ello conlleva el no poder inculpar a nada ni a nadie de lo que nos sucede.

 

¿Cuánto tiempo necesitaría meditar para alcanzar la iluminación? 

Creo que ya hemos respondido a una pregunta similar. Valdría decir: ¿cuánto tiempo vas a tardar en darte cuenta de que ya estás iluminado?

 

Con la meditación ¿puedo hacerme consciente del momento presente? 

Ser consciente del momento presente es un aliado poderoso que nos ayuda a estar consciente de nosotros mismos. Es importante remarcar este punto ya que lo importante es la consciencia de sí, al mismo tiempo de lo que sucede en el mundo exterior.

La atención está divida entre el mundo exterior y la sensación de ser. Si sólo estoy consciente de lo que ocurre fuera o dentro, el trabajo será incompleto. Utilizamos los acontecimientos externos para tornarnos conscientes de nosotros mismos, y eso sólo puede ocurrir a través del momento presente.

 

¿Qué tipo de ropa es necesaria para la meditación? 

Una ropa cómoda y holgada. A ser posible de tejido natural, pero desde luego no es imprescindible.

 

¿Puedo meditar tumbado? 

Puedes practicar relajación consciente tumbado, pero no meditación. La práctica de la meditación implica el cultivo intencionado de la presencia, y para ello es necesario estar presente, alerta, despierto…

Ello se consigue con la postura del despertar en inmovilidad. Por eso se llama así, porque no es una postura cómoda ni tampoco incómoda, es una postura exigente. ¿Qué exige? Tu presencia. Que estés presente al cien por cien.

 

¿Puedo meditar con los ojos abiertos? 

Meditar con los ojos abiertos es una práctica que se puede realizar cuando el sueño, uno de los enemigos del practicante, nos invade. Cuando ello ocurre lo mejor es abrir los párpados y posar la mirada sobre un punto en la pared.

O, bien se dejan entreabiertos y se mira al suelo o a la punta de la nariz. Esto último es algo que sucede de forma natural con la práctica. Si los párpados están cerrados la mirada se lleva al entrecejo, potenciando así la concentración.

 

¿Meditamos cuando dormimos? 

Sí y no. Al dormir, el cerebro desciende la frecuencia de ciclos hasta llegar al punto de cortar la conexión consciente y entrar en el plano de lo inconsciente. Al meditar en profundidad, lo que ocurre es algo similar, el cerebro desciende a la misma frecuencia que cuando estamos dormidos, pero hay consciencia, estamos despiertos.

 

¿Están relacionadas la oración y la meditación? 

La oración más preciada es la que se realiza sin palabras ¿No es eso mismo la meditación? En estados profundos no hay diferencia entre oración y meditación. Cuando el meditador ha abandonado la técnica para sumergirse en el Ser entra en el mismo terreno que el orador que ha dejado de lado la palabra para entrar en Dios.

 

Publicado por la Revista “Psicología Práctica” – Octubre 09

Entrevista