Sábado, 30/11/24
Prometeo encadenado
“Sólo los que lo merecen lo conseguirán.”
Adagio alquimista
Conocida es la tragedia del Prometeo, la deidad griega que, compadeciéndose del sufrimiento que padecían los seres humanos, osó robar a los dioses el fuego sagrado del conocimiento para entregárselo a los hombres y poder liberarlos del sufrimiento de la ignorancia.
¿Qué hicieron los hombres? Convirtieron el fuego sagrado en técnicas, rituales y ceremonias que les permitiera materializar su insaciable sed de codicia, creando una Torre de Babel que terminó confundiendo la espiritualidad con doctrinas, filosofías y religiones.
Al enterarse Zeus de tal ignominia condenó a Prometeo a permanecer encadenado a una roca en la región de Escitia por toda la eternidad, mientras que un buitre le comería el hígado sin cesar; no olvidemos la naturaleza divina y por lo tanto eterna de Prometeo.
Ese fue su castigo por entregar el fuego sagrado que otorgaba la liberación del sufrimiento y también la inmortalidad, devolviendo al hombre su olvidada naturaleza divina. ¿Podemos considerar que Prometeo fue castigado por tener compasión del sufrimiento humano?
Pintura de Theodoor Rombouts (Antwerpen, 1597-1637)
Oldmasters Museum, Brussels
La tragedia de Esquilo, su autor, hace que el enfado de Zeus y su castigo pueda parecer exagerado. Sin embargo, es preciso una comprensión profunda, porque ¿qué hacen los hombres con el fuego del conocimiento? ¿Acaso tratan de trascender la materia para ir más allá, en busca de la verdad?
No sólo no lo emplean para tal fin noble, sino que lo utilizan para sus codiciosos fines materiales, aumentando su ignorancia al velar la claridad de su luz, convirtiéndolo en un medio más para lucrarse con la venta de técnicas, rituales y ceremonias… Y lo peor de todo, con sus dudas y discusiones sin fin.
Finalmente, el fuego sagrado quedó soterrado entre la densidad de las proyecciones mentales, entorpeciendo su percepción a aquellos seres que en verdad lo anhelaban, estando dispuestos a pagar el elevado precio de su obtención. Esta, y no otra, es la verdadera causa del enfado del dios Zeus.
¿Es que acaso tal fuego liberador no es para todos? Por supuesto que sí. El fuego se encuentra siempre disponible para todo aquél capaz de superar las pruebas que le hagan digno merecedor, como por ejemplo: tener el valor de entrar en el Sanctus Sanctorum de su interior y prender la mecha con tal fuego sagrado.
Silencio Interior – Escuela
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